Hace unos días, Miriam Sainz, la excelente adiestradora canina de "Siente a tu Perro" compartió en su muro de Facebook un enlace que me llamó sumamente la atención. Se titulaba "Burbujas toroidales" y enlazaba con uno de los vídeos sobre animales más bellos y sorprendentes que he visto en el año 2014. ¿Quieres saber algo más del tema? Adelante:

Las burbujas toroidales marinas.

Estas burbujas también reciben el nombre de "vórtices" o "anillos toroidales" y su origen es más simple de lo que nos puede parecer a simple vista: el aire. Pero aunque la causa es sencilla, el proceso físico que hay detrás es más complicado de lo que parece. Vamos a intentar explicarlo:
 
En general, un vórtice se crea cuando un gas o un líquido se curvan sobre sí mismos formando unas volutas que recuerdan a un anillo que gira. Pensemos, sin ir más lejos, en los anillos de humo que pueden formar los fumadores con sus cigarrillos, los anillos que vemos surgir de los volcanes, etc.
 
Ahora vamos al caso concreto de nuestro artículo: las burbujas toroidales que se forman en el mar. Como quizá recuerdes de las clases de química, el símbolo del agua es H20, es decir, cada molécula de agua contiene en su interior tres átomos, uno de oxígeno y dos de hidrógeno. Dicho de forma extremadamente simple: dentro del agua hay aire.
 
Pues bien, cuando un elemento que está dentro del agua produce un movimiento rotatorio, el aire que forma parte del agua que lo rodea se moverá a su vez, pero ese movimiento será más rápido en los bordes y más lento en el centro. Esta diferencia de velocidad de la masa de agua tendrá un efecto inmediato: los bordes del agua se plegarán sobre sí mismos y, si el movimiento es muy rápido, ambos extremos de la cinta de agua se unirán formando una figura circular, un anillo. Parece complicado, pero si lo visualizas verás que es un efecto físico bastante comprensible.
 
 

Burbujas toroidales


 

¿"Quién" las produce?

Los artífices de las burbujas toroidales marinas son dos de los grandes amigos de Mascotea y Mascotour: las ballenas y los delfines. Estos cetáceos no solo crean los anillos toroidales, sino que son capaces de hacerlos girar, modifican su tamaño, los estiran, los estabilizan para que duren más tiempo y, no te lo pierdas, los destruyen mordiéndolos cuando consideran que "ya está bien" de tanta burbuja ;)

 ¿Cómo lo hacen?

Cuando un cetáceo mueve brusca y rápidamente su cabeza o su aleta dorsal, el agua que rodea esa parte de su cuerpo se mueve también a una velocidad considerable. Esa pequeña masa de agua bruscamente acelerada se pliega sobre sí misma y, así, se conforma el primer vórtice. Pero no queda ahí "la cosa", nuestros inteligentes amigos potencian el efecto natural soplando aire dentro del vórtice. De esta forma consiguen que se formen nuevas y más grandes burbujas que se unen al primer anillo, hacen crecer la forma circular y consiguen mejorar mil veces el efecto óptico. Impresionante, ¿verdad?

 Pero ¿por qué lo hacen?

Difícil pregunta. ¿Se trata de un instinto natural? ¿Una forma de crear una distracción natural que confunda a sus posibles depredadores? ¿Un vehículo de comunicación?
 
Pues no te lo vas a creer, pero muchos expertos opinan que los delfines y las ballenas crean estos enormes y maravillosos anillos toroidales simplemente por… diversión.
 

Como sabes estos magníficos mamíferos marinos tienen una inteligencia fuera de lo común y, sobre todo los delfines, un acusado sentido del humor. A estos "chicos" les encanta jugar, divertirse y convertirse en el centro de atención, tanto de su grupo familiar como de los humanos que les observan en su hábitat natural. Crear inmensos anillos burbujeantes es para estos mamíferos, una actividad divertida, sencilla y al alcance de su "mano".
 
Sea cual sea la razón, ver a los delfines y las ballenas jugando con sus burbujas es uno de esos momentos especiales que los amantes de los animales, los seguidores de Mascotour, no deberíamos dejar de disfrutar siempre que tengamos ocasión, ¿verdad? 



  Sobre el autor

Marta Barrero

“Se puede vivir sin perro, pero no merece la pena” es una de las máximas de Marta Barrero, nuestra redactora especializada en formación, comunicación y publicidad.

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